En alguno que otro momento de nuestra existencia es posible que hayamos sentido que se nos desploma la vida... Si ya eres adulto y no has sentido esta sensación puedes considerarte una excepción. Es humano padecer, sufrir, vivir experiencias desagradables, llorar, gritar, deprimirnos; en fin, que es más que válido sentir el dolor y la angustia de la vida.
Todas las emociones humanas son normales. Lo que sucede es que no nos enseñan a tolerarlas y tampoco aprendemos a sentirlas de manera saludable. Nuestra expectativa del mundo es la mayor parte de las veces positiva. Esperamos más de la vida de lo que en realidad la vida nos da. Esperamos más de lo que preferimos, porque preferimos estar bien siempre y cuando los golpes de la vida nos visitan, usualmente no estamos preparados para darles la cara como debe ser.
Si desde pequeños nos enseñaran que la vida no es color de rosa y que debemos aceptar el dolor como algo natural, quizás veríamos estos momentos difíciles desde otro ángulo. Las culturas orientales sí tienden a promover esta visión de mundo. El budismo enseña a que el sufrimiento es parte de la vida, y que ese sufrimiento nace del deseo de algo. Por tanto, si aprendemos a reconocer que deseamos y que sufrimos, aprenderíamos a aceptar el dolor como algo más natural y a permitirle estar. Es aceptando estas incomodidades, que el sufrimiento de la vida, aminora. Debemos entender que las cosas cuando cambian nos causan dolor porque estamos deseando lo que hemos perdido. Ese deseo es la causa de nuestro dolor. Aceptar la pérdida de algo, hace que el sufrimiento sea menor. Estar en ese dilema de no querer aceptar la pérdida es lo que nos mantiene en el discurso interno de lucha, en medio de los porqués, de las preguntas, de la resistencia. Cuando al fin aceptamos la pérdida de eso que nos causa el dolor, entonces el dolor desaparece. Así desaparece la pena.
Muchas personas hemos vivido experiencias traumáticas que nos han marcado profundamente. Cuando estamos viviendo un momento que nos duele, es cuando tenemos que aprovecharnos de todos los recursos positivos y psicológicos que podamos encontrar. Tener siempre a mano herramientas para pasar estos momentos, sobrellevarlos lo mejor que podamos y sobrevivir a la experiencia es lo mejor que podremos hacer.
Si sientes que la vida se te está desplomando debes asumir una actitud de paciencia. Este sentimiento debes sentirlo en tu corazón. Durante este tiempo, no añadas a tu vida ninguna preocupación adicional. No hagas compromisos difíciles ni te envuelvas en proyectos que te consuman mucho tiempo. Casi siempre que estamos pasando por un momento duro de nuestra vida, es mejor pausar la mayor cantidad de proyectos y agendas que teníamos pendientes. Dedícate solo al trabajo esencial y a sanar. Mira la vida con esa sensación de paciencia y notarás de inmediato como reconforta tu ser interior.
Cuando sientas que la vida se te está cayendo encima y que no puedes con el dolor. Tu cuerpo necesita más sosiego que nunca. Integra a tu rutina espacios de descanso y si es posible, date la oportunidad de una breve siesta. Acostarte unos 20 a 30 minutos a descansar, ayuda a que el cuerpo repare lo que necesita de su sistema nervioso. Este tiempo y estas pausas te ayudarán a calmarte. Recuerda que el cuerpo es sabio y sabe qué es lo que necesitas. Darle esta oportunidad de pausa hará que tu sistema se tranquilice y el cortisol baje sus niveles. Esto es importante para mantener el sistema inmune más fuerte.
En etapas difíciles es posible que no quieras salir con amistades o familiares. Esto se entiende. Es posible también que si lo haces, necesites regresar a tu casa antes porque te sientas sumamente cansado. Este cansancio es debido a que el cuerpo está pasando por un estrés emocional. Por eso es importante pausar y descansar.
Si sientes que la vida se te está cayendo porque estás pasando por una ruptura en una relación, debes entender que el proceso es igual al proceso del duelo. Tu cuerpo necesitará ajustarse a la nueva realidad. Tú necesitarás acomodarte a una nueva vida. Vas a necesitar tiempo para pensar, porque necesitas procesar primero las emociones de la ruptura, la pérdida, luego el cambio en tus rutinas y la liberación emocional de tener que aceptar que no tienes a esa persona cerca más. Debes ser conciente de que este proceso tampoco es lineal y habrán días mejores que otros. La paciencia te hará llegar al final.
En momentos así, debemos acudir a las prácticas de sosiego. Palabras como: PACIENCIA, PAUSA, REFLEXIÓN, MEDITACIÓN, DESCANSO, y sobretodo, AUTOCOMPASIÓN, van a ser claves en tu proceso de sanación. Todas estas reflexiones y emociones deben nacer de tu corazón, que lo sientas con sinceridad desde adentro de tu ser. Aún en el dolor debes asumir una actitud de dignidad. Llevar tu dolor con dignidad en la vida. Esta idea me la dio una amiga cuando viví la muerte de mi hijo y sentí que se me desplomó la vida...
Por experiencia propia conozco lo que se siente cuando tocamos fondo. Asumir una mirada de autocompasión en esos momentos, te va a ayudar a sentir que tienes a alguien que te apoya y te ama. Esa persona eres tú mismo. Otra actitud que nos ayuda, es pensar que no somos los únicos que estamos sufriendo en este planeta. Que el sufrimiento es natural y es parte de la vida; pensar en la humanidad compartida. En mi caso, pensé que no a todo el mundo le toca perder un hijo, pero que a algunos sí le ha tocado y le tocará. Me tocó a mí vivir ese dolor... Un dolor que no sigue la secuencia natural de la vida, pero puede ocurrir. Por tanto es un dolor que también forma parte de la vida. Entonces, asumir una actitud de dignidad ante esa pena terrible nos ayuda a reforzar el espíritu. Mirar con dignidad el presente y ofreciéndonos autocompasión, refuerza más aún el proceso de sanación.
Por más terrible que te sientas en ese momento de la vida, debes saber que también ese dolor pasa. Los primeros días y semanas son los más difíciles porque el cerebro acaba de recibir la información, tu cuerpo acaba de sentir el golpe y estás en el proceso del impacto o "shock" emocional. Según van pasando los días, los circuitos neurales van cambiando y el cerebro va "aceptando" el evento. Habrá penas que siempre estarán, pero serán sentimientos que podamos vivir con ellos. Tener una visión de mundo espiritual, también es una herramienta poderosa. Refuerzas tu espíritu, modificas tu manera de pensar el mundo y la vida, pides al Universo o a tus seres espirituales compañía, guía, luz, conocimiento y paz. Ser espiritual es un ingrediente adicional y positivo.
Otra actitud frente a momentos en que sentimos que se nos derrumba la vida es saber que esa misma experiencia nos está construyendo por dentro de una forma más sabia y más fuerte. Toda experiencia nos sirve para aprender y desarrollar mecanismos de fortaleza. Todo dolor nos hace más fuerte. Mira los días pasar con paciencia. Piensa en esa palabra y repítela dentro de tu corazón. Piensa que sin prisa, el tiempo pasa más rápido. Reflexiona sobre el futuro en actitud de esperanza, de construcción y de reconstrucción. Sin tomar acción de nada nuevo, comienza a pensar que en algún tiempo podrás retomar las cosas que te gustan, inventarás nuevos proyectos, tomarás nuevos caminos, podrás planificar viajes, conocerás nuevas personas, podrás crear otras ilusiones.
Es posible que cuando sientas que el mundo se te derrumbó sobre tus hombros, caigas en algún estado emocional fuerte. Tú reconocerás cuan profundo es el malestar y sabrás si necesitas ayuda emocional de un profesional. Esta ayuda es fundamental para que puedas hablar con alguien, ventilar esas emociones, liberar las ansias, recibir ideas y herramientas para integrar a tu proceso y sentirte mejor lo antes posible.
Buscar libros de autoayuda es de gran ventaja. Parte de los procesos de sanación emocional parten de la psicoeducación. Leer sobre lo que nos está pasando desde la perspectiva del cambio, la transformación y la ayuda, hará que el proceso sea más llevadero y puedas integrar herramientas e internalizar ideas que se ajusten a tu vida. Te sentiras menos solo al leer. Y el proceso de sanación del evento será más rápido. Al leer estamos estimulando nuestro lóbulo frontal y la corteza prefrontal. Esta es la parte del juicio, de la toma de decisiones, es nuestra parte racional, de atención y de análisis.
Llevar a cabo prácticas de yoga te hará calmar el sistema nervioso parasimpático, a calmar el nervio vago que nace en el bulbo raquídeo del cerebro y llega hasta el vientre. Haciendo ejercicios en los que abras el pecho y estires tu columna vertebral, estimulará el proceso de sanación. Esto es fundamental cuando el dolor que estamos viviendo ha nacido de un evento fuerte y traumático. Pues estimular el nervio vago así como los demás nervios del cuerpo con la yoga, cambian y renuevan las neuronas. Te ayudan a procesar las emociones y a regularlas. Esto lleva a una especie de "reset" de nuestras mentes. Ofrécete terapias diferentes, sesiones de Reiki psicoterapéutico, Aromaterapia, Terapia de sonido... Muchos psicólogos transpersonales y holísticos integran estas herramientas a su práctica. Siempre es mejor que las realices con alguien adiestrado y certificado en la psicología. Estas sesiones te llenarán de calma y te ayudarán en el proceso de sanación. Si te gustan los animales, puedes conseguirte una mascota. Está probado científicamente el beneficio que nos ofrece tener un perro o un gato. Además, de que los animales perciben nuestro estado anímico y nos acompañan en la casa. Su presencia y fidelidad en silencio, es reconfortante cuando estamos sientiendo mucha tristeza.
Incorporar prácticas de respiración Mindfulness hará que tu amígdala cerebral baje su actividad y sientas menos ansiedad. Esta práctica debe realizarse todos los días. Es fundamental hacerla y debe mantenerse siempre. Recuerda darte unas 6 semanas para que comiences a notar el cambio. Nuestro cerebro se realambra cada 6 a 8 semanas. A veces desde la 4 semana notamos cambios positivos. En nuestras rutinas diarias, debemos recordarnos a nosotros mismos que debemos respirar profundamente, de manera lenta y calmada. Esto nos mantendrá en el mejor estado posible dentro de las circunstancias de eso que estemos viviendo.
Cuando sientas que se te cae el mundo, piensa si hay alguien con quien quieras hablar. Alguna persona de confianza que sepa escucharte. Si sientes el deseo, habla. Si lo que deseas es callar por un tiempo, calla. El silencio tiene poder de sanación porque nos lleva a la reflexión. Llegará el momento en que veas todo más claro y tu visión de mundo vuelva a ser positiva. Nunca te maltrates, ofrécete tiempo, paciencia y compasión.
Cuando sintamos que se nos desploma la vida, pensemos que la vamos a recuperar. Que esto son etapas, momentos de nuestra existencia que suelen ocurrir, que son pasajeros, que son normales y humanos; y porque son humanos y normales, podemos sentirlos, podemos tolerarlos, podemos con ellos.
Todo lo que un ser humano pueda vivir por más doloroso que sea, también es natural y puede sobrevivirlo y sobrellevarlo. Si es algo que puede ocurrirle al ser humano, es porque podemos sentirlo y no nos va a destruir. Estamos hechos para enfrentar el dolor y el trauma; estamos hechos para sanarlo. Tenemos el poder de sanar. No le tengas miedo al dolor. Asume una actitud de aceptación y autocompasión hasta que pase. Saca de dentro de ti esa persona valiente y déjala crecer. El amor y la felicidad pueden más y tú la vas a poder recuperar. Esta felicidad viene llena de paz, amor y tranquilidad. Las torres se desmoronan, los imperios se destrozan, pero siempre nacen esperanzas, nuevos bríos, ilusiones y vidas nuevas.
Plántale una sonrisa a tu pena con la certeza de que vas a sanar.
Dra. Zoé Jiménez Corretjer, PhD, MPsy, MA+ Certificaciones en Neurociencia y Neuropsicología
Sígueme en: Instagram: @mindfulzoe Youtube: Mindful Zoé
ความคิดเห็น