Es verano. Llegó el tiempo que tanto ansiabas y esperabas. De repente, en vez de sentirte alegre, comienzas a sentirte triste, deprimido, ansioso, atemorizado. No sabes por qué sientes estas emociones cuando estabas tan deseoso de comenzar tus vacaciones.
Esto sucede porque además de que hemos puesto mucha energía en desear este tiempo libre de descanso, de momento te topas contigo mismo, a solas con todos tus pensamientos. Ese espacio de tranquilidad que te dan las vacaciones, permite que bajes la velocidad de tu mente, vuelvas a desenfocarte de las rutinas y exigencias laborales, permite relajarte y desconectarte de las responsabilidades diarias.
Sin embargo, sucede que a muchos este momento cambia y se convierte en una lucha interna entre lo que deseábamos hacer y lo que comenzamos a sentir. Lo que sucede es que nos hemos enfrentado de momento a aquellos pensamientos que habíamos estado ocultando sin saber. Preocupaciones, ideas, emociones, traumas, duelos, bloqueos sin resolver que enotnces afloran porque ven el campo libre.
Si esto te ha pasado o lo estás experimentando ahora, significa que hay algo dentro de ti que tienes que resolver y que llevas cargando por algún tiempo. Esto lo has reprimido, lo has escondido, lo has ocultado por bastante tiempo porque no has querido hacerle frente para dejarlo sanar.
La rutina del trabajo nos ayuda a esconder las cosas que no deseamos ver. Mientras más cosas deseamos esconder en nuestra mente o psiquis, más obsesionados nos volvemos con el trabajo. Existe una relación entre las personas que son "workoholics" con los traumas que esconden dentro. Mientras más queremos trabajar y mantener ocupadas nuestra mente, más "basurita" emocional estamos escondiendo. Muchas veces nos llenamos de trabajo para pensar solo en las cosas del trabajo, en las responsabilidades, creyendo que así no le damos cabida a esas cosas que hemos escondido dentro de nuestro ser. Pero esto es mera apariencia. Lo que está oculto yace allí y siempre va a aflorar hasta que no se sane. No intentes esconder con el trabajo lo que no quieres enfrentar. Por el contrario, hazle frente para que tus vacaciones no se vuelvan melancólicas cuando tu intensidad de trabajo disminuya.
Sucede que muchas veces no queremos hacerle frente a nuestros propios monstruos. Los empujamos a un lado, los escondemos, los justificamos. Negamos que tenemos algo que no hemos sanado. No queremos aceptar que estamos viviendo subyugados a un problema sin resolver. Y cuando nos enfrentamos a un espacio breve de tiempo de ocio, donde la velocidad de tus pensamientos baja, puedes dejar a un lado el trabajo y las responsabilidades, estas cositas que yacían escondidas, comienzan a emerger, afloran al consciente y de momento nos atacan causando tristeza, depresión o ansiedad.
Si esto te ha pasado o te está ocurriendo, debes tomar acción inmediatamente. No quieras esconder más el problema. Debes enfrentarlo, mirarlo de frente, observarlo. Para esto necesitas ser totalmente sincero contigo mismo, aceptar que hay algo a lo que le temes y te aborrece. Es posible que sea tan grande el temor que hayas recurrido a modificar su razón original y simplemente no aceptaste que esa preocupación, trauma o problema estaba en ti. Vas a tener que descubir en realidad qué es, cómo es y por qué fue.
Esta melancolía de estaciones o melancolía vacacional o estacional es muy normal. Puede ocurrir incluso, los fines de semana cuando abandonamos un poco nuestras responsabilidades laborales o rutinarias del hogar. Aunque sea un poco la melancolía, debes realizar un acto de conciencia contigo, pensar en la fuente. Qué dio origen y principio a eso que yace escondido dentro de ti y que por tanto tiempo has querido reprimir. A veces sin darnos cuenta, echamos estos problemillas a un lado, le cambiamos el nombre, los disfrazamos. Simplemente con la idea (a veces incosciente) de restarle poder e importancia a algo fundamental para nuestra salud mental y emocional.
No rechaces el miedo ni la tristeza o la ansiedad en esos momentos. Si te encuentras de vacaciones y de repente ha salido ese "monstruillo" oculto que nos comienza a asustar, hazle frente con consciencia. Rechazar esa emoción de pena, dolor o melancolía es reforzar más el estado negativo de lo que sientes. Cuando no queremos algo, cuando no deseamos sentir una emoción; cuando rechazamos un pensamiento, lo que estamos haciendo es dándole más poder, estamos reforzando ese sentimiento, idea o pensamiento.
Nuestro cerebro no conoce la palabra 'NO'. Si hay algo que no te gusta, que no deseas, que no quieres, que ansias por que se vaya, te deje o desaparezca y comienzas a decirte cosas como: "no quiero pensar en esto", "no voy a sentir esto", "no quiero volver a decirme esto"... lo que estás haciendo es reforzando eso que no quieres. Estas repitiendo y anclando lo que no deseas. El cerebro no distingue entre ese no y un sí. Simplemente afianza lo que piensas y repites.
Por eso parte de la clave está en aceptar lo que es tal y como es. Si en ese momento de melancolía vacacional, te llega aquello que habías reprimido. No lo rechaces. Déjalo estar. Acepta su presencia. Aprovecha para analizar las razones de por qué habías estado reprimiendo ese recuerdo, idea, sensación o pensamiento. Déjalo estar sin resistirte. Solamente así, se irá disipando. Esto puede no ser fácil para algunas personas, pues estos traumas o bloqueos pueden venir acompañados de temor, sensación de miedo y hasta pánico. Pero es en ese momento que debes aceptar la sensación sabiendo que no te va a pasar nada malo. Debes comenzar a respirar de manera consciente, lenta y profundamente. Cambia de inmediato lo que estés haciendo. Sal a caminar, nadar, correr. Realiza una tarea diferente. Haz que tu cerebro ejecute una acción distinta para que muevas esas neuronas.
Sin embargo, debes aceptar que si esta melancolía de verano o invierno es recurrente, hay algo dentro de ti que no has resuelto aún. Y esa sensación te está indicando que ya es hora de sanar eso que has estado escondiendo por tanto tiempo. Si no puedes hacerlo solo, busca ayuda. Lee libros de autoayuda, comienza a realizar prácticas de yoga, de Mindfulness, para que realambres tus circuitos neurales de otro modo y sobre todo, comienza a mirarte de frente, con sinceridad, sabiendo que solo tú podrás desvelar aquello que has escondido. Solo tú con alguna ayuda quizás, podrás sanarlo. No le temas, hazle frente a esas emociones y permite que afloren contigo para que puedas reconocer el germen, la clave de su origen y así transmutar cualquier problema del pasado. Sólo así podrás disfrutar tus vacaciones. Sólo así tu vida entera será una hermosa vacación. Sólo así podrás ser feliz sin esas melancolías estacionarias. Libérate, desbloquea, acepta, cambia!
Dra. Zoé Jiménez Corretjer Psicóloga y Humanista Instagram: mindful_zoe
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