La gratitud es otro valor universal. Como el amor, el respeto a los seres humanos, a la naturaleza, como la moral, la paciencia y otros valores. A veces pasamos por la vida de manera tan rápida que nos dejamos empañar por las preocupaciones del diario vivir, de aquellas cosas que nos faltan, sin percatarnos de todo lo que tenemos, sin enfatizar en toda la riqueza que hay en nuestras vidas. Damos por sentado las cosas normales sin pensar que hasta abrir los ojos es un privilegio de la vida.
Agradecer todo lo que hay en nuestra existencia es otra manera de ver lo que tenemos. Agradecer hasta las cosas más sencillas es percatarnos de cada detalle vital. Es importante realizar la práctica de agradecimiento todos los días. Los beneficios de la gratitud revierten en salud y armonía espiritual para nosotros. Si nos fijamos, es otro valor antiguo promovido por todas las religiones del mundo. Porque aquello que es antiguo, que se nos recomendó desde nuestros orígenes, es porque traía un beneficio inexorable para nuestro cuerpo y nuestra mente. Está probado científicamente que agradecer crea un estado emocional positivo que redunda en la implicación de hormonas de bienestar en nuestro organismo. Por muchísimas razones. Agradecer nos enfoca hacia lo positivo, podemos sonreír, nos permite momentos de aceptación y autocompasión, resume en todos sus factores lo que necesitamos para que nuestros neurotransmisores sean esos que deseamos que corran por nuestro cuerpo. Agradecer genera serotonina, dopamina y oxitocina, entre otras hormonas de la felicidad y el bienestar.
La gratitud, como el amor al prójimo, el respeto o la honra, es un valor ético con poder intrínseco indiscutible. Cuando agradecemos, reforzamos lo que tenemos. Combatimos la carencia, y ponemos energía en las cosas que deseamos plenas, en la abundancia, en la salud, en aquello que deseamos tener. La práctica de agradecer ancla y fija en nuestras neuronas todo lo bueno que nos rodea, todo eso que disfrutamos a plenitud y que deseamos mantener en nuestras vidas.
Por el contrario, si enfocamos en las cosas que nos faltan, “vemos el vaso medio vacío” en vez de “medio lleno”, vamos a atraer esa carencia. Si en vez de pensar que estás sobreviviendo, piensas demasiado que tienes que buscar el dinero para poder comer o para pagar el carro, que no tienes suficiente, o lo dices mucho a la gente que te rodea, te quejas de lo que no tienes, te lloras a ti mismo, lo que vas a hacer es generar y perpetuar esa carencia.
Pero si haces lo opuesto, agradeces lo que tienes, te enfocas en cada detalle de todos los regalos y bendiciones que posees, si miras y enumeras las cosas buenas que te suceden, generarás abundancia, reforzarás en tu cerebro la plenitud, y esa abundancia se hará presente y perpetua.
Conoces la llamada Ley de atracción? No es sino simplemente la energía que generamos en nuestro cerebro para crear lo que deseamos. El cerebro solo necesita de unos minutos para anclar una idea. Si le aplicamos horas a un pensamiento negativo, imagínate el daño mental que te estás haciendo. Y si piensas por días una idea positiva, imagina la inmensa transformación positiva que estarás creando. Simplemente el pensamiento cambia toda la vida. Sabiendo esto, nunca generes energía de carencia, porque estarás asignando este mensaje a tu mente y eso será lo que tendrás siempre. Visualízate abundante, enfoca en todo lo que tienes, enumera tus regalos, escribe todo lo que has logrado, cuenta las cosas que posees y que tanto te gustan y estarás generando y provocando que se multiplique tu abundancia en más cosas buenas para tu vida. Tan sencillo como todas las cosas poderosas de la vida. Tan sencillo como el amor, el perdón y la gratitud. Todos los valores universales son la clave de la transformación positiva del ser humano. Piensa por un momento, si todos y cada uno de los seres de este mundo amaran incondicionalmente a su prójimo: no existirían guerras. El amor es sencillo. Pero parece que es difícil amar. Esas herramientas de inmenso poder que transforman, son las que debemos utilizar, dar, repetir. Con amor y bondad, con gratitud y ética, generaremos siempre el bien alrededor nuestro. Aumenta tu campo electromagnético hacia las vibraciones positivas y verás cómo tu vida se transforma.
Recuerda que al enfocarnos en lo que no tenemos, estamos siendo víctimas de nuestro instintivo sesgo negativo. Ver lo que nos falta, es vivir reforzando esa parte oscura y primitiva de nuestro cerebro. Es ser víctimas de esa parte animal de nuestra genética. Responder a la carencia y reforzarla es estar bajo el imperio neurológico de la supervivencia, la que se conoce popularmente como el cerebro reptil.
Debemos combatir esa parte antigua de nuestra mente, mirando con luz todas las cosas buenas que poseemos. Bendecirlas e iluminarlas genera energía positiva. Ante la luz, no hay oscuridad. De esta manera sanamos la negatividad y transformamos la vida en abundancia.
A veces la práctica de enumerar muchas cosas positivas, sirve de ejercicio de emergencia para la ansiedad. En caso de una breve crisis, o que te sientas mal, comienza a dar las gracias por todo lo que te rodea y verás cómo cambia el enfoque de lo que está sucediendo en el momento. Esto te hará sentir mejor. No olvides poner una sonrisa suave en tus labios, para que tus neuronas perciban que todo está bien.
Para estimular la gratitud, puedes llevar un registro de las cosas positivas que te ocurren. Puedes escribir un diario, o hacer listas de bendiciones. Puedes colocar notitas por algunas partes de tu casa u oficina donde puedas leer estas afirmaciones de gratitud y recordarte a diario todo lo bueno que tienes y que hay en ti.
Una vez domines este ejercicio, practica la gratitud mentalmente en las noches antes de dormirte y en las mañanas al levantarte. Cada día es un día nuevo que nunca habíamos vivido antes. Piénsalo de esta forma y verás cómo cada suceso cotidiano se vuelve un milagro. Recuerda que creamos energía en nuestro cerebro. Hagámoslo entonces con positividad. Aprendamos a generar esa energía positiva de gratitud que alimente nuestras neuronas, que refuerce nuestro espíritu y fomente bienestar.
Siempre pronuncia para ti desde tu corazón: Gracias, Gracias, Gracias…
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