En muchos momentos de nuestras vidas hemos podido sentirnos estancados, como que las cosas no caminan, no fluyen, no progresan... Esa sensación, además de ser muy normal y humana es el resultado de un factor: la ausencia de un elemento básico en nuestra existencia. Casi siempre es producto de lo que generamos mentalmente y no lo has podido identificar. Esos estancamientos casi siempre son obstáculos que hemos permitido estar en el medio de nuestras vidas. No es hasta el momento específico y crucial que los reconocemos, los describimos y entonces los aceptamos para comenzar a luchar contra ellos. Lo importante es dar con eso, descubrirlo, reconocerlo para superarlo. Pero para eso, lo normal es que sucedan algunas cosas, que la vida se mueva en su propia naturaleza.
El sufrimiento vital y existencial
Nuestros procesos son siempre constantes y esa evolución interna de nuestro ser necesita de todas esas etapas. A veces nos sentimos que estamos hechos de pedazos, de trozos de alma, de cantitos de vida. Nos parece que estamos divididos, que nuestro ser no logra componerse, que nos deshacemos a la menor provocación o ante el menor reto. Cuando nos sentimos así, puede que estemos llenos de Ego. Y este egocentrismo nos causa sufrimiento. Hemos estado deseando algo material que nos ha inundado de dolor, hemos estado luchando contra fuerzas externas sin entender que no es ese el espacio donde debíamos estar. Esto se debe al proceso de maduración espiritual o interna. Deseamos algo que no nos conviene y lo hemos deseado tanto que la fuerza empleada ha sido la del egocentrismo, la individuación. Esta emoción nos lleva a sentirnos rotos por dentro. A sentirnos desgastados, drenados, vacíos. Y estas sensaciones nos llevan a mantenernos en una especia de lucha interna que nos baja la inmunidad, porque el estrés del esfuerzo nos intoxicó de cortisol. Puede pasar el tiempo y luego miramos atrás viendo que hemos estado en esa lucha interna del deseo por demasiado tiempo. Entonces comienzan otros síntomas, otras cosas que comienzan a suceder y a atribularnos. Cuando esto sucede, te has quedado estancado.
El golpe
La vida continúa y es posible que reconozcas algo y logres salir de ese estado de inercia y estancamiento. Que te hayas percatado de qué era lo que estaba bloqueando tus caminos, eso que no te permitía crecer y evolucionar. En estos momentos, ha sucedido algo que ha cambiado tu forma de ver el mundo. Probablemente un golpe, una crisis, una enfermedad, una separación, un divorcio, una ruptura, un abandono, un rechazo, una muerte, la pérdida de un empleo, una mudanza súbita... en fin, un cambio inesperado que te ha dejado como un trompo dando vueltas; esto no es del todo negativo, pues esa misma fuerza te va a lanzar fuera del círculo y te va a permitir encontrarte de nuevo, verte, contemplarte, comprenderte. Esa fuerza te ha lanzado afuera para que logres ver y analizar tu vida desde otra mirada, desde fuera de ti mismo. Esa fuerza te enfrenta contigo mismo.
Es en esos momentos de crisis que el cambio indirectamente nos impulsa a salir del atolladero en que nos encontrábamos. Esa fuerza externa nos golpea lo más profundo de nuestro ser y hace que nos volteemos, que cambiemos el ángulo de la mirada, que comencemos a ver la vida desde otras perspectivas. Nos marcan etapas y con sus recuerdos determinan el tiempo de otra forma. Ese nuevo tiempo y esos empujones nos permiten evolucionar. Aceptando ese cambio, entonces lo tomamos en nuestras manos, recobramos las riendas del camino para que se produzcan las transformaciones que por tanto tiempo habíamos estado esperando. Conseguimos controlar.
Internalizando la película de nuestras vidas
Después que vivimos un golpe nos damos cuenta de que estamos rompiendo con algo que había estado ahí por mucho tiempo. Comenzamos a desear el cambio, queremos que nazca una nueva situación, una nueva oportunidad, una nueva vida. Aquí puede que comiences a leer otros temas intentando definirte, queriendo encontrar respuestas. En este momento comienzas cierta transformación y la deseas. Ves tu vida como un todo y sabes que puedes inventar o crear otras "películas" con ella.
Te das la oportunidad de comenzar caminos, inicias un plan, te matriculas en alguna clase, cumples algún deseo viejo que tenías, te inscribes en clases de yoga, te permites terapias diversas para darte la oportunidad de corregir ese "algo", de sanar eso que ya reconoces que se debía cambiar. Ya no le temes al bloqueo, ya sabes mirar de frente eso que has reconocido que te estaba impidiendo fluir y evolucionar y vas a intentar transformarlo. En este punto ya sabes determinar situaciones, buscas soluciones, te sientes más claro con las cosas de la vida y vas hallando esas respuestas. Sabes cómo hacerlo y quieres el cambio total.
Muchas veces, en esta etapa has incorporado el elemento espiritual. Curiosamente, muchas personas sienten estancamiento porque no han hallado sus respuestas filosóficas existenciales, éstas que van atadas al mundo espiritual o etéreo. Cuando logramos establecer patrones, construir paralelismos, cuadrar respuestas e interrogantes, sentimos que el mundo recobra su sentido y nos vemos dentro de una constelación eterna, viva, energética, infinita. Esta sensación de plenitud es parte de la maduración de la vida y es importante que llegue. En este punto de interconexión entre la materia y el espíritu surgen las casualidades, las sincronidades, los pequeños milagros sin explicación lógica. Sabemos que algo más grande está ahí y nos está guiando. Sabemos que ese Universo se está comunicando con nosotros y comenzamos a entendernos y a entenderlo mejor. Así aprendemos a sacarle provecho a esa fuerza invisible que intuitivamente nos guía en la vida y nos ayuda a superarnos. Cuando esto sucede, sanamos heridas, enfermamos menos, y hasta nos curamos.
Zigzag
Estos procesos pueden visualizarse de manera cíclica. Y si bien comienzas a sentirte bien, es posible que sientas que has regresado de nuevo al punto cero. Esto también es normal. Posiblemente ya has iniciado el cambio, pero esas emociones afloran, nos mueven y nos conmueven. Estos puntos de incertidumbre son temporeros. Es en estos momentos en que no debes flaquear ni rendirte. La vida es un continuo fluir de situaciones, pensamientos, emociones que van bailando contigo y con la vida. Como las olas del mar, todo viene y va. En estas pequeñas etapas, te das cuenta y debes asumir una actitud de aceptación. Sabiendo que ese breve estado es parte del ciclo, que es pasajero y que forma parte de nuestra vida. Asumir una actitud sincera frente a esos momentos, te dará la certeza y la fuerza para continuar. Cuando rechazamos algo, lo anclamos más. Por eso es imprescindible aceptar, dejar estar ahí, para que se disuelva solo. Una vez este estado se supera y pasa, recobramos la energía, reconocemos la resistencia que le poníamos, caemos en cuenta y cobramos conciencia a la misma vez que recuperamos la energía. A partir de este momento, estás comenzando a reconstruir tu vida. Ya has aprendido a hacerlo.
La vida plena
Una vez hemos sufrido, vivido, aceptado, vuelto a sufrir y esta cadena de sucesos se ha repetido, hemos experimentado las sensaciones de esos cambios y de esas búsquedas. En este largo proceso hemos conocido la vida. Hemos llegado a ella tras cambios, procesos evolutivos, exploraciones, caídas y recuperaciones. Cuando reconocemos a ciencia cierta, desde el interior de nuestro corazón, qué era aquello que nos producía esa sensación de estancamiento, ya le estamos impidiendo a esos elementos bloqueadores que se interpongan. Hemos aprendido a romper los muros, a descubir nuestra conciencia, a comprender más allá las razones de esta existencia intrínseca y llena de sorpresas. Ya vemos la vida desde una óptica más filosófica, profunda. Comprendemos que el ser humano tiene etapas, que somos seres finitos llenos de energía evolutiva. En esos momentos también aprendemos a perdonar y de esta manera a liberar otras pequeñas ataduras psicológicas que nos quedaban.
Al comprender la vida y asumir una mirada de aceptación y paciencia ante ella, como si la vida fuera un ser con conciencia que requiere de comprensión y compasión, entonces llegamos al descubrimiento de una sabiduría interior. Desafortunadamente muchas veces llegamos a esta comprensión un poco más tarde. Lo importante es saber vivir y entender cada momento de la vida para permitirnos romper los bloqueos, abrir las compuertas del estancamiento psicológico y permitirnos aceptar cada instante como un momento seguro y pasajero.
Es importante reconocer en qué situación estamos y saber que vamos a evolucionar y a cambiar. No tenemos que esperar que los golpes de la vida nos empujen hacia el proceso. Podemos reconocer y aprender de la realidad y de la historia de otros. Ya hemos aprendido a generar mentalmente otra cosa, a cultivar esos deseos internos, a proyectar verdaderamente eso que deseamos y hacerlo realidad.
Cuando reconocemos un obstáculo, ya sabemos manejarlo. Hemos aprendido y dejado al lado el Ego y hemos asumido una postura de totalidad y comprensión. Estamos llenos de paciencia, compasión y amor, y hemos descifrado algún aspecto divino, cosmológico, ulterior.
Si sientes que estás estancado de alguna manera en tu vida. Piensa en esto que te acabo de decir. Sé sincero contigo mismo. Haz un acto de conciencia y confesión con tu corazón. Busca y pide encontrar qué te ha impedido fluir y ser, analiza tus golpes. Piensa si te hace sentido que traigan algún mensaje a tu vida. Qué han significado esos golpes, esos cambios para ti? De esta manera podemos provocar esa redirección interna que necesitamos para romper con los muros invisibles que nos impiden ser feliz. Todos podemos lograrlo y provocarlo. Recuerda que la vida es como un río y sus meandros; como una espiral toroidal, se mueve, se energiza, genera, cambia, regresa; un camino circular en el que debes permitirte fluir con la corriente, dar vueltas con la vida sabiendo desde tu corazón como afrontar cada uno de sus momentos.
(Te dejo abajo una tabla para que hagas el ejercicio de anotar en qué etapas te encuentras, y cómo la puedes cambiar).
Dra. Zoé Jiménez Corretjer Psicóloga
Instagram: @mindful_zoe
TABLA PARA QUE ANALICES EN QUÉ ETAPA ESTÁS
ETAPA ACCIÓN
Etapa de sufrimiento | Reconocerlo, aceptarlo y dejarlo estar | Baja |
Etapa del golpe | Aceptar el cambio y aprender del golpe | Baja súbita |
Etapa de internalización de la vida | Analizar golpes y sufrimiento, observar la vida en general | Reflexión |
Etapa de zigzag | Entender que la vida es un ciclo, se repiten las cosas y pueden regresar | Aceptación y comprensión. Autocompasión |
Etapa de la vida plena | Internalizar el constructo filosófico, integrar lo espiritual, comprender los cambios, reconocer la transformación y vivir en plenitud | Integración y felicidad plena. Aceptación de la vida tal como es. |
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