Cuántas veces nos hemos dado cuenta de que llevamos años engañándonos. De que por miedo no hemos querido mirar ni aceptar que aquello que nos pasa tiene una razón emocional... Por muchos años viví con miedo. Un miedo aparentemente "sin razón". Con el pasar de los años me di cuenta, porque acepté, que ese miedo sí tenía una razón de ser. Lo que había sucedido era que me estaba reprimiendo, para no aceptar su fuente originaria y así tapar una verdad psicológica que yacía dentro de mí desde hacía mucho tiempo. Con varias estrategias energéticas y con la meditación logré superar eso y otros eventos duros de la vida.
Así hemos vivido muchas personas. A lo largo de nuestras vidas, reprimimos esos miedos o inseguridades, no los desvelamos, los escondemos y hasta los justificamos porque la fuente que los genera nos causa dolor. Este tipo de decisión muchas veces está a mitad de camino, entre la inconsciencia y el consciente nuestro. Intuimos, sentimos, percibimos, pero no queremos darle cara, no queremos mirar de frente la razón de nuestra angustia y la continuamos reprimiendo. Si comprendemos que somos más que esta carne que se pudre, que somos electricidad potente y eterna, que somos energía, entonces podremos destapar el flujo de esas heridas estancadas que se alojan y nos enferman.
El Dr. Manel Sanz, cirujano y científico catalán menciona en su entrevista, que el 90% de las enfermedades físicas, tienen una razón energética, espiritual. Y es que cuando nuestro cuerpo se desequilibra en su energía y sus frecuencias se descalibran, no fluyen las ondas de la manera correcta, se estancan en algún lugar del cuerpo enfermándonos. Este científico explica muy bien de qué estamos hechos y cómo a lo largo de la historia los científicos han ido comprendiendo qué es nuestra energía y cómo funciona. Es que somos seres con electricidad y con electromagnetismo. Nuestra energía forma parte del mundo cuántico. Funciona bajo las leyes de la mecánica cuántica y de la física cuántica. Comenzamos siendo luz y terminamos siendo fotones de luz. Somos partícula y onda. Somos luz y frecuencia. Somos luz y sonido. Todo nuestro ser vibra y de nuestro cuerpo emana esa energía intransferible y eterna. Les invito a ver este vídeo en el enlace arriba porque me parece que es la mejor explicación científica de lo que somos en el ámbito de la ciencia, la mecánica cuántica y la física cuántica. El Dr. Sanz cita distintos premios Nobel de la ciencia y demuestra lo que estudió a partir de sus propias experiencias.
Sucede entonces que a lo largo de la vida reprimimos emociones, escondemos emociones, nos culpamos, nos castigamos, nos saboteamos y permitimos que sea nuestra mente la que reine y dirija nuestras vidas. Olvidamos que nuestro cerebro, por más genial que sea y más maravilloso, -que lo es-, no puede tomar las riendas de nuestra identidad; no debemos permitirle acceder a su versión de 'piloto automático'. Nuestro sentido identatario, ese yo que tanto nos concierne, que tanto sentimos y con el que hablamos, a veces está detrás de nuetra 'oreja', en el fondo hablando con nosotros o creando discursos. Ese yo, que reconocemos cuando pensamos en quiénes somos, es quien debe en todo momento dominar y controlar el cerebro. Ese yo, esa conciencia es la energía eterna de nuestro Ser.
El cerebro está hecho para llevar a cabo innumerables funciones orgánicas, químicas. Sin embargo, hay otras decisiones y sentimientos que debemos nosotros controlar y no dejárselo a la mente. Ese yo, que para muchos orientales radica en el corazón, es quien debe regir la capacidad de control de nuestros sentimientos. Pero a veces lo reprimimos. A veces tememos aceptar verdades. Intuímos la razón y la suprimimos. Entonces, sufrimos. Balanceando nuestra energía podemos calibrar nuestro sistema, prevenir las enfermedades y recobrar la homeostasis para estar en calma y en paz.
Solamente si logramos vencer el miedo y aceptamos, desvelamos, descubrimos, sacamos a la luz de nuestra propia identidad eso que sabemos que está debajo de nuestra mente escondido, podremos comenzar a sentirnos felices, en plenitud y en paz. Sucede que si no lo hacemos también enfermamos. Cada vez más me doy cuenta de que sí hay una relación entre la enfermedad física y el origen emocional de las cosas. Lo primero que debemos hacer para sanar, es aceptarlo. Aceptarlo sin miedo, sin pensar ideas catastróficas, mirar esa idea de frente y asimilarla. Esto es el principio de aceptación. Y créanme, que se siente un alivio cuando damos ese primer paso.
Muchas veces vivimos con una sensación de desasosiego, de tristeza, de que nos falta algo. Tenemos todo lo imprescindible: casa, auto, pareja, trabajo, estudios, hemos alcanzado metas, ganado premios, nos sentimos reconocidos... y nos preguntamos "si tenemos todo, porque me siento vacío", "Por qué lloro sin saber porqué". "Por qué me deprimo, por qué me enfermo". Todo esto está ahí dentro de uno por miedo. Porque no hemos querido aceptar algo profundo que habita en nosotros, o porque lo desconocemos. Porque le hemos permitido al miedo quedarse y lo hemos escondido, lo hemos justificado, le hemos temido y no hemos querido aceptar que podemos controlar algo más de nuestra identidad que está ahí, en el plano del "espíritu".
A veces las razones de estos miedos tienen que ver con elementos traumáticos vividos, recuerdos que hemos dejado ocultos, que no queremos recordar. Otros, son temores heredados. Traumas anquilosados en nuestra genética. Sí, los traumas de nuestros abuelos, de nuestros antepasados pueden ser heredados. Este tema dará para otro artículo, pero les adelanto que esto se está estudiando en la ciencia epigenética. Concuerda con lo que llamábamos 'registros akáshicos', o con las 'vidas pasadas'. Porque hay quiénes incluso pueden "ver" lo que ocurrió y creer que lo vivido y sufrido les perteneció. De esos males es necesario liberarnos. Dejarlos dentro de nosotros, cuando no son nuestros, nos enfermará.
Lo que quiero traer con estas ideas es que puede que tengamos traumas escondidos y reprimidos que no nos pertenezcan. Pesares, dolores, culpas, rabias, heridas, que hayan sido de un familiar y que la heredamos y están ahí metida en nuestros genes. No tienen que quedarse ahí estancadas; no tenemos porqué dejarlas ahí y sufrirlas. Quizás esa pudiera ser la razón para esas tristezas, melancolías, depresiones, para las que no hemos encontrado razón de ser. Quizás esa sea la razón para enfermar sin saber por qué. Pero muchas veces, sí podemos reconocer la causa. En todo caso, reconozcamos o no la causa de nuestro sufrimiento no debemos desesperarnos porque podemos sanar. A través de la medicina energética, de las terapias energéticas, podemos tocar áreas invisibles que van a regularse y armonizar nuestro campo bioenergético, nuestras frecuencias, nuestras vibraciones de sonido y estabilizar nuestro ser de luz. Recuerda que somos onda y partícula... Como nos advierten los científicos. Saber esto nos da ilusión vital que añade otro ingrediente de felicidad a nuestra vida.
No quiero que te asustes con la idea de que pudieras guardar alguna pena heredada. Porque esto es posible trabajarlo. La herencia epigenética puede ser transformada y liberada por medio de la meditación, el ejercicio, los estados de conciencia y la medicina energética. Estamos recobrando un entendimiento sagrado y antiguo, visto ahora desde los parámetros científicos y que por fin podemos aprovechar porque nos cae como anillo al dedo.
Lo que antes veíamos como algo oculto, místico o esotérico, tiene una explicación científica. Se llama ENERGÍA. Se llama ENERGÍA CUÁNTICA. Nosotros somos capaces de mover esa energía en beneficio nuestro. Podemos balancearla, armonizar sus frecuencias, desbloquear los bolsillos en donde se atrapó, regular su estática, regular su manera de vibrar. Al hacer esto nos equilibramos y balanceamos hasta nuestras células y el núcleo de nuestras células. De eso trata la Medicina Energética... Sanar hasta el fondo de nuestra memoria colectiva.
Hay varias vertientes que trabajan con estas herramientas. La Psicología Energética, la Medicina Energética, el "Mind-Body Medicine", la Psicología Holística, la Psicología Transpersonal, entre otras. Muchas utilizan las técnicas de Liberación Emocional (EFT), la Terapia de Campo del Pensamiento (TFT), la Terapia Integrativa Avanzada (AIT), la Terapia Asistida por el Corazón (HAT), la Psicología Energética Integral (CEP) y la Técnica de Acupresión de Tapeo (TAT). Estas son algunas herramientas que ayudan a los pacientes a liberar esas "cosas" que se hallan encerradas en nuestra energía y que nos enferman. Estas terapias utilizan básicamente las herramientas de la respiración en diversos modos estimulantes, las terapias de Reiki, el Yoga sensible al trauma, las terapias de "shaking" y las terapias de balanceo de sonido o de sintonización del campo biomagnético. Sugiero la lectura del libro de Eileen Day McKusick sobre los procesos de su terapia de sanación energética a través del sonido vibracional con los diapasones (tunning forks).
Una manera de ver y comprender el poder y la energía vibracional es conociendo cómo se mueve y lo que es capaz de formar. Curiosamente, las frecuencias, todas, crean dibujos geométricos de perfección y asombro. Una geometría sagrada llena de mandalas. Decía Sócrates: "La geometría es el arte de la verdad". Estas frecuencias se pueden observar en la cimática. La cimática es el estudio de las ondas y vibraciones. Cimática vienen del griego y significa: presión, ondas. Pueden ver este documental maravilloso en el enlace provisto. Estos sonidos se utilizan para terapias. De la misma manera que estas frecuencias pueden cambiar una armonía, cambian, modifican y equilibran la energía del cuerpo, el agua y su materia. Si deseas escuchar lo que los científicos dicen de este proceso de usar el sonido para sanar escucha este vídeo sobre cimática.
Estabilizar nuestra energía es crucial para que recobremos balance, claridad, enfoque, tranquilidad. Cuando lo logramos, nos damos cuenta de que se ha "abierto" algo y que ese "algo" ha salido fuera de nosotros, algo se ha liberado desde lo más profundo. De repente nos sentimos livianos, diáfanos... Sentimos que miramos el mundo con una nueva inocencia, con una paz que no podemos explicar. Nos sentimos como niños otra vez.
Cuando recibimos terapias como la del Reiki o la de balance de sonido vibracional, notamos los cambios de inmediato. Si estamos conscientes de que deseamos sanar esos traumas y expriencias, dolores que no nos corresponden porque no son nuestros, esa intención energética va directamente hacia el lugar que necesita sanarse. Con estas terapias estamos moviendo y reactivando la energía cuántica que nos rodea, estimulamos nuestra propia energía eléctrica del cuerpo y nos reactivamos. Igualmente, si deseamos sanar o liberar la fuente de ansiedad o depresión, tristezas o traumas que sí reconocemos, podemos concentrar nuestra energía positiva, regular nuestro campo vibracional para armonizar y balancear nuestra vida, nuestro cuerpo y nuestro "espíritu". Ese "espíritu" que no es otra cosa que nuestra energía sutil o "no local", nuestra "conciencia no local" de la que nos habla el Dr. Sanz. Recordemos que el Universo está hecho de una energía Inteligente. convocar o invocar esa energía es sanar con ella. Esa energía Inteligente es energía de Amor, es energía primordial, es la Fuente Primera del Universo. Es lo que mueve el Universo.
Si no encuentras la causa de tu tristeza y vives pensando que esta vida no tiene sentido... lo más probable es que necesitas acceder al entendimiento de algo más profundo e invisible. Necesitas reconectar con tu Fuente de Energía Universal. Nosotros los seres humanos no somos solo carne. Nuestro cuerpo es el "hardware", nuestra mente es el "software" y nuestro "espíritu" o "alma", como se decía antes en sus conceptos místicos, no es otra cosa que la ELECTRICIDAD que nos mueve junto a la conciencia. Esa electricidad es luz y frecuencia, partícula y onda. Y para colmo, somos entes WiFi. Nuestros cuerpos no tienen que enchufarse con un alambre a un receptáculo en la pared. Nos recargamos directamente de la Fuente de Energía Universal.
Cuando esta electricidad o energía biomagnética se desequilibra, se enferma el cuerpo. Cuando no estamos conscientes de ese equilibrio y de esa realidad energética, estamos quedándonos cortos. Nos debilitamos, entristecemos, nos sentimos decaídos porque nos falta la electricidad para cargarnos. Cuando muere el cuerpo de carne, sale el cuerpo de luz o energía vibracional. Tú estás vivo en esa energía. Tu conciencia está en esa energía que abandona la carne. Porque esa carne, se pudre pero la energía sale y continúa viva. La energía cuántica NO se pudre, no se gasta, no se acaba, no tiene tiempo, no tiene forma y es eterna.
Vivir sin la conciencia de darle mantenimiento a nuestra electricidad, de que también tenemos que recargarnos de energía, es vivir faltos de lo esencial, de lo sutil, de lo espiritual. Por supuesto que vas a estar triste! Claro que te va a faltar algo... Si nosotros somos más que la carne, somos esa energía vital que nos mueve. Lo grande es que podemos acceder a ella, la podemos reactivar, porque nos rodea. Si entendemos esto, el sentido de la vida cambia. Entonces estaremos llenos, sentiremos plenitud, comprenderemos la razón de estar aquí y podremos ilusionarnos con el corto viaje de esta vida material, carnal que es finita. Estaríamos iluminados mientras estamos aquí en la carne y podremos conectarnos con esa fuerza ulterior, sintonizar nuestras sincronicidades con el Universo, expandir nuestra visión, nuestra consciencia y ser más receptivos viviendo el milagro de la existencia humana.
El Dr. Sanz se motivó a estudiar estos temas de la energía cuántica después de haber tenido casos en los que sus pacientes morían en el quirófano y tras estar muertos clínicamente, su cuerpo de carne muerto, él lograba devolverles la vida. A regresar a la carne, estos pacientes narraron cosas inexplicables para la ciencia. En el video que te enlacé arriba podrás escuchar la historia. Esto significa que la ciencia todavía está en pañales. Tan solo estamos comenzando a entender de qué estamos hechos. De dónde venimos, hacia dónde vamos... La ciencia tiene la limitación de necesitar validar tras la experimentación y no le es permitido ventilar lo que piensa hasta que no pasa por el método científico. Pero poco a poco va validando lo que las sabidurías ancestrales siempre promulgaron: la energía del amor incondicional, la compasión, el amor al prójimo, la meditación mindfulness, y la regulación de las frecuencias vibracionales de nuestro cuerpo eléctrico. Estas acciones y emociones son las que nos sanan; nos realambran los circuitos neuronales y refuerzan nuestro sistema inmune.
La rama de la Neurociencia es la que está ahora en el "boom" cognitivo; reconociendo a través de sus experimentos los beneficios en el cerebro de todas estas prácticas. Al menos este primer paso nos ayuda y nos conduce a entendernos mejor, a vislumbrarnos como un cuerpo que es más que carne; más que una carne que se pudre. Podemos percibirnos como una carne-cuerpo que necesita de electricidad y biomagnetismo para moverse y para pensar. Y que esa energía se transforma. Mientras tanto, podemos ayudarnos a sanar, entendiendo estos procesos y balanceando nuestras energías.
Debemos crecer, ampliar nuestros conceptos. Aplicar una amplitud más allá de lo material para que podamos comprender la vida en su totalidad y así, lo que hasta ayer eran sus misterios. Desvelar esos "misterios" no es otra cosa que cientifizar lo que no entendíamos y comprender que somos algo más que lo material. Si estás triste, quizás te falta una buena dosis de energía, de espíritu, de electricidad de alma... Ampliar tu espectro vital a esta dimensión cuántica y trascendente, te llevará a comprender mejor el Universo que eres, el Universo del que vienes y el Universo al que regresarás.
Aceptando que somos electricidad, onda y partícula, que esto es ciencia, que tenemos una "magia" en nosotros mismos, que tenemos las herramientas para cambiar, que somos más que la carne y que podemos transformarnos, nos hará crecer y ser felices. Date la oportunidad de experimentarlo. Verás cómo te cambia la vida, te liberas de traumas reales y de traumas que no son tuyos.
No le tengas miedo a la tristeza, no le tengas miedo a lo que te enferma... Destápalo y pon de frente tu energía, tu sabiduría. Comprende de una vez qué eres y lo que eres. Esto te dará el poder y la voluntad para cambiar. Somos más que esa carne que se pudre. Somos energía eterna que circula, va y regresa. Esa energía la podemos hacer consciente y esto nos hará más felices. La vida no es este momento puntual en el que vivimos en la carne; es algo más trascendente, eterno e inmortal. Y tú eres eso, eternidad.
Dra. Zoé Jiménez Corretjer, PhD, MPsy, MA+
Humanista y Psicóloga
mindfulzoe.com
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