Observa tu casa, tu espacio y busca a ver qué y dónde tienes cosas acumuladas, sin hacer, sin terminar. Muchas veces en vez de resolver un espacio acumulamos objetos, procrastinamos un trabajo doméstico, posponemos un proyecto, dejamos la ropa sin doblar, escondemos cosas en los cajones en vez de ordenarlas, escondemos cosas debajo de la cama, o dejamos de ponerlas en su sitio. Observa qué hay. ¿Tienes demasiadas fotos o recuerdos? ¿Están vacías tus paredes? ¿Guardas cosas de otras personas? ¿Escondes el polvo detrás de las cortinas? ¿Tus objetos evocan el presente, el pasado o el futuro? ¿Controlas tu hogar, o la controlan tus mascotas? En fin, cuál es tu posición en tu espacio y cómo esto se relaciona con tu espacio más secreto, espiritual, mental y emocional. Tu casa es un reflejo de lo que escondemos dentro de nosotros mismos.
En ocasiones esto sucede porque nuestra experiencia en el espacio material es un pequeño reflejo de nuestra mente. Seguramente hayas escuchado decir, que “así como tienes tu casa, tienes tu mente”, o “así como está tu habitación, así tienes tu cerebro”… y es que a veces nuestro mundo y nuestras cosas son un reflejo de algo que tenemos dentro. Son representación de nuestra imagen, nuestra conformación mental. Esto lo podemos ver cuando tenemos bloqueos mentales, problemas sin resolver, situaciones que no deseamos enfrentar, pasos que no hemos querido dar, miedo escondidos. Nuestra casa va a ser un reflejo material de cómo somos y qué guardamos dentro. También podría ser alrevés, un espacio extremadamente ordenado podría significar un atasco obsesivo-compulsivo de extremo orden, rigidez, que signifique algún trauma de conducta en la niñez.
Es normal que de vez en cuando acumulemos, pospongamos, escondamos cosas o dejemos de ordenar áreas de la casa; siempre y cuando llegue el momento justo en que tomemos la decisión para resolver ese atasco y nos demos a la tarea de ordenarlo, espejear nuestro entorno, dilucidarlo, aclararlo y dejar que todo fluya debidamente.
Los atascos emocionales tienden a reflejarse en nuestras vidas de las formas más sencillas, o a veces inverosímiles. Un cajón del armario desordenado, acumulación de trastes en la cocina, gavetas atascadas de objetos, obsesión por colecciones de cosas sin sentido, rutinas exacerbadas con algún objeto en particular, acumulación de cosas que no necesitamos, apego excesivo a objetos viejos, decoración sin cambiar por muchos años, deseo por comprar cosas que en realidad no necesitamos…
Todo esto puede deberse a múltiples razones, pero casi siempre es producto de un atasco emocional. En parte puede surgir del miedo a no querer enfrentarlo, o como una manera de castigarnos indirectamente, una manifestación de nuestra frustración no reconocida, o como símbolo de una vieja herida sin sanar.
A todos nos ha pasado y no tenemos que culparnos por ello. Yo misma tuve mi armario hecho un reguero por tres años. Tenía en una gaveta las camisas de mi hijo fallecido y pospuse, no solo el no enfrentarme a su ropa, sino que toda la ropa mía, se convirtió en el símbolo de ese dolor que yo no quería enfrentar. Era como si la ropa simbolizara esa piel desgarrada que me consumía. Recientemente, me propuse desbloquear ese atasco emocional, resolverlo, corregir y transformar mi frustración, sanar mi duelo y me propuse ordenar mi armario. Lo logré y me sentí liviana, liberada, alegre.
¿Qué debes hacer para resolver tus atascos emocionales? Esto es lo que debes hacer en 7 pasos sencillos:
1. Primero, ausculta tu casa. Has una revisión de todos tus espacios. Mira a ver en qué habitación están tus problemas simbólicamente escondidos. ¿Cuál es el proyecto inacabado? ¿Dónde están tus “monstruitos” escondidos? Este paso se te hará muy fácil, porque estoy segura de que lo vas a reconocer rápidamente.
2. Toma un papel y escribe, anota o enumera, esos espacios problemáticos que tienes abandonados y que hay que trabajar. Ponlos en un orden de prioridad. Tu habitación, el baño, incluso el jardín…
Asocia ese espacio con lo que pueda simbolizarte. Por ejemplo, si es el armario de la ropa de cama, ¿qué simboliza la cama? Problema de sueño, insomnio, una meta, un sueño que no has alcanzado en tu vida, algún viaje sin resolver, un anhelo que no llega… Algún problema íntimo, sexual incluso.
Si es la cocina, ¿qué puede simbolizar tu cocina? Escasez o abundancia, miedo a no tener sustento, acumulación de alimentos, deseo de alimento, o de alimentar, maternidad trunca…
Si es el baño, analiza el símbolo, qué has de “limpiar” en tu vida, en tu alma, en tu espíritu o en tu cuerpo? ¿Cuánto calor has vivido, qué hay que refrescar en tu vida?
Si es el jardín, ¿qué problema de niña pudiera estar ahí escondido? ¿Qué cosas quisiste hacer de niña y no lograste? ¿Tuviste una infancia sin juegos, algún trauma o mal rato? O has vivido encerrada o encerrado toda la vida y tu espíritu necesita evolucionar, florecer, salir, brotar… analiza todo esto porque tu corazón va a decirte cuál es el atasco emocional y sus razones.
3. Comienza a realizar una meditación de silencio por una o dos semanas cada día. Selecciona el lugar más tranquilo de tu casa, el momento en que estés sola, y deja que tu corazón se abra. Pregúntale, cuál es la verdad de eso que te duele, de eso que no has resuelto, de eso que quieres resolver y que deseas cambiar.
Pregúntale a tu corazón cuál es el VERDADERO problema, y comienza a escucharlo. Dale tiempo a tu corazón, date tiempo a ti. Piensa en ese espacio problemático de tu casa y qué significa para ti. Cómo interpretas el atasco en tu espacio físico con el posible atasco emocional. Solo escucha en silencio a tu corazón. No te presiones. Dale tiempo de manera relajada.
4. Una vez hayas aceptado el espacio (podrían ser múltiples), le vas a asignar su connotación simbólica. Vas a asociar el espacio atascado con tu atasco emocional. Vas a escribir al lado de cada espacio, su nombre o atasco emocional. Por ejemplo: a. Armario con ropa sin ordenar-atasco emocional: duelo b. Tablillas de la cocina en caos-atasco emocional: trauma a quedarme sin trabajo y sin provisiones
5. Una vez has analizado el espacio y lo has relacionado con el atasco emocional, lo vas a meditar desde una postura de aceptación incondicional. No te vas a culpar, ni a castigarte, te vas a tratar con amabilidad, comprensión, amor y paciencia. Entonces te vas a plantear resolver tanto el atasco espacial, de objetos, de materia (vida), con el atasco emocional (trauma).
6. Si son varios, los vas a atender en orden de tu prioridad. Comenzando por aquellos que entiendes que son más difíciles. Te vas a asignar la tarea en pequeños pasos y vas a comenzar el día que te lo propongas. No tiene que ser de inmediato, si necesitar madurar esto, puedes esperar un par de meses más. No pasa nada. Sabes que lo harás.
7. Te planteas el día de comienzo de proyecto. Antes, encenderás una velita olorosa, pondrás tu música suave favorita, vas a estar bien hidratada, descansada y comenzarás con un ánimo de fiesta, de alegría, sabiendo que cada objeto que recojas, que ordenes, está poniendo en su sitio algo dentro de ti. Como si fuera una celebración para ti.
Finalmente evalúa la opción de donar cosas, salir de ropa vieja, regalar a quien necesite alguno de esos objetos y de sustituir, si así lo deseas, por algo más refrescante y que signifique para ti un nuevo comienzo.
Lo importante va a ser que esto que estarás reordenando en tu vida material, estará sanando tu interior, tu mente, tu mundo espiritual. Estarás poniendo en orden tus pensamientos, solucionando situaciones viejas, aceptando dolores y pasado; cambiando para bien esas cosas que tanto te dolían.
[Si este atasco físico fuera demasiado, o el orden compulsivo fuese desmedido, no dudes en buscar ayuda psicológica para desentrañar ese atasco emocional y que puedas sanarlo con apoyo profesional. Este es el caso de las personas "hoarders" que viven en una casa-basurero. Pero eso son casos extremos.] Este artículo va dirigido a la procrastinación normal que todos pudiéramos tener en algún momento de la vida.
Ahora que vas a enfrentarte a tu interior desde el exterior de tu casa, dale la bienvenida al cambio. Míralo como un proceso de transformación, un logro, una meta alcanzada y un logro significativo en tu vida. Aprovecha para que el reordenamiento del espacio físico también te traiga luz, color, alegría, renacer a tu vida y a tu corazón. Habrás eliminado tu atasco emocional y habrás comenzado el cambio emocional y mental que deseabas.
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